El mayor
desafío que enfrenta el marketing, es la predicción de la conducta del
consumidor. Los métodos tradicionales de investigación, como las encuestas, las
entrevistas en profundidad y los Focus Group, proporciona el análisis de la
interpretación de manifestaciones externas del comportamiento humano desde los
mecanismos conscientes. Es decir, se basan en lo que los entrevistados dicen
que hacen, dicen que piensan o dicen que sienten. Pero las respuestas de una
persona pueden no reflejar fielmente sus hábitos, preferencias y/o
percepciones.
El órgano humano que ocupa toda la atención es el cerebro, pues de él proviene toda la información que se pretende encontrar dentro del sujeto. Cuando el cerebro dice “si” está relacionado con el sistema de recompensas, el placer y el apego. Cuando se activa esta zona ante los estímulos recibidos de un producto o servicio, existe una predisposición a la compra; cuando el cerebro dice “no” la insulina se activa ante experiencias relacionadas con el dolor y otras emociones negativas, como rabia, disgusto, sensación de injusticia.
En un contexto de neuromarketing, un estímulo desencadenado por un producto o servicio que active la insulina indica que el cliente lo rechaza, esto es, que la decisión de compra no
se producirá.
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